Los electores en Estados Unidos están más estresados que nunca y los demócratas han respondido a ese desafío prometiendo una cosa: si ganan la presidencia en noviembre no tendrás que pensar en ellos todos los días.
El más reciente ejemplo de esta propuesta es un anuncio de la campaña de Joe Biden que empieza con una pregunta directa: “¿Te acuerdas cuando no tenías que pensar en el presidente todos los días?».
«Y en cambio, había alguien en ese cargo que pensaba en ti», continúa el anuncio, que hace parte de una estrategia publicitaria nacional por cable dirigida a votantes negros como parte de la inversión de 26 millones de dólares de la campaña en torno a la Convención Republicana. «Él traerá de vuelta eso: Joe Biden» añade la pieza.
Pero el mensaje se extiende más allá de este anuncio, pues el candidato presidencial demócrata Joe Biden y su fórmula vicepresidencial Kamala Harris han prometido menos ansiedad si son elegidos. Biden, en una entrevista con CNN, dijo este jueves: «Debemos calmar toda esta situación… El pueblo estadounidense no lo está creyendo».
El mensaje, aunque posiblemente potente, no es nada convencional y da señales de cuán única ha sido la presidencia de Donald Trump tanto para los demócratas estresados como para los republicanos desilusionados.
Los estudios y las encuestas realizadas desde que Trump fue elegido muestran que los niveles de ansiedad en Estados Unidos aumentaron, lo que ha llevado a los psicólogos a acuñar términos como «Trastorno de ansiedad de Trump«, y a preocuparse por el impacto que han tenido los titulares constantes y severos en la salud mental colectiva del país.
Además, esos mismos estudios han registrado que las elecciones de 2020 son una fuente de ese estrés. Una investigación, realizada por la Asociación Estadounidense de Psicología en 2019, señaló que para el 56% de los estadounidenses las próximas elecciones son un factor de estrés, frente al 52% que informó lo mismo en 2016.rump empeora la recuperación de EE.UU., según encuesta 0:43
El mensaje demócrata es un golpe al comportamiento errático de Trump, y obliga a los votantes a pensar en cómo desaparecerían sus preocupaciones sobre la Casa Blanca si Trump ya no estuviera en el poder.
«Esa línea retrata cómo se siente mucha gente», dijo un asistente de Biden. «Quieres poder levantar tu teléfono por la mañana y no estar indignado o asustado, quieres un gobierno que funcione», añadió.
El argumento no es de política. En cambio, se basa en el agotamiento y la ansiedad que muchos estadounidenses han sentido durante los últimos cuatro años.
Y muchos trabajadores demócratas ––incluidos algunos que estuvieron en campañas contra Biden este año–– creen que resuena no solo entre los votantes suburbanos, un grupo clave al que Trump apunta en esta elección, sino también entre los republicanos que están estresados por el presidente.
Michael Halle, alto exasistente del exalcalde Pete Buttigieg, dijo que los republicanos, incluso aquellos que apoyan a Trump, defienden la creación de una campaña y un gobierno que haga que la gente se sienta menos ansiosa cuando se quejan de los tuits de Trump.
«Es efectivo y tiene bastante resonancia entre muchos votantes, especialmente el grupo suburbano con educación universitaria, con el que Trump debe abrirse brecha», dijo Halle, quien argumentó que el deseo de que haya menos caos y controversia en torno a la presidencia está en los dos partidos políticos. «Incluso los republicanos dirán ‘Me gustaría que tuiteara menos’ y ese es el código de que quieren menos polémica».
El anuncio de Biden, junto con otros mensajes de la campaña, espera provocar una reacción emocional de estos votantes estresados, especialmente de los demócratas. Pero Biden está lejos de ser el primer demócrata en intentar esa estrategia.
El senador de Colorado Michael Bennet, un candidato que no encontró tracción en la contienda de las primarias demócratas, a menudo bromeaba sobre cómo, comparado con Trump, era aburrido.
«Si me eliges como presidente», tuiteó Bennet el año pasado, «te prometo que no tendrás que pensar en mí durante 2 semanas seguidas».
No funcionó mucho para Bennet durante la campaña, pero este tuit consiguió casi 6.000 retweets: una reacción sustancialmente mayor que cualquier cosa que hizo el demócrata de Colorado durante la campaña.
Buttigieg, quien ganó las asambleas partidarias de Iowa, también presentó con regularidad un argumento similar en la campaña electoral.
«Imagínate una presidencia en la que cuando enciendes las noticias y ves la Casa Blanca», dijo Buttigieg en Iowa el año pasado, «tu presión arterial baja un poco en lugar de subir».
Y hay indicios de que los republicanos, incluyendo la campaña de Trump, saben que los votantes buscan este tipo de calma.
Los oradores a lo largo de la Convención Nacional Republicana intentaron presentar a Trump como un líder deliberado, casi como una fuerza tranquilizadora en un mundo caótico. Esa es una descripción que la mayoría de los votantes no asocia con el presidente, y que está significativamente en desacuerdo con lo que el propio mandatario muestra frente a las cámaras.
«Donald no descansará hasta que haya hecho todo lo posible para cuidar de todos los afectados por esta terrible pandemia», dijo la primera dama Melania Trump en su discurso.
Y cuando la campaña de Trump publicó su agenda para el segundo mandato en agosto, un punto sobre el coronavirus incluía la promesa de «volver a la normalidad en 2021», una adición destacada considerando que los republicanos son el partido en el poder.
Todo es un reconocimiento de que 2020 ––con la pandemia de coronavirus, los disturbios raciales y una elección presidencial acalorada–– no ha sido normal, algo que los votantes anhelan.
La campaña de Trump no respondió a una solicitud de comentarios para esta historia.
Los demócratas sostienen, sin embargo, que el caos es lo normal en Trump y que cualquier promesa de normalidad es vacía.
«Cuando la campaña de Trump dice que quieren volver a la normalidad, está tratando de fingir que no ha empeorado las cosas de forma activa y continua», dijo Christina Reynolds, una de las principales agentes de Emily’s List y veterana de la campaña de Clinton en 2016. «Lo que quieren los demócratas no es un regreso a donde estaban las cosas, sino la esperanza de que cuando la gente piense en la Casa Blanca y su gobierno no tengan que preocuparse de que sus acciones perjudiquen a las personas que les importan».
Pero la estrategia de prometer la normalidad no está exenta de riesgos.
Los votantes rechazaron a Hillary Clinton, la candidata percibida del status quo, y en cambio gravitaron hacia el emocionante, aunque impredecible, Trump. Mucho ha cambiado en cuatro años, y los electores ahora saben cómo sería una presidencia de Trump, pero los principales demócratas en la campaña de Biden argumentan que las promesas de reducir la ansiedad en el país no significan un regreso a la normalidad total.
«Estamos en un momento de crisis en este país», dijo este mes Kate Bedingfield, una de las principales asistentes de Biden. «Este es el momento para enfrentarlo, para proponer grandes ideas, para proponer ideas que garantizarán que cuando salgamos de esta crisis, no volvamos a la vieja normalidad».