En vísperas de que Joe Biden cumpla sus primeros 100 días en el cargo de presidente, un jurado en Minneapolis compuesto por 12 miembros declaró a Derek Chauvin, un expolicía blanco, culpable de tres cargos por el asesinato de George Floyd, un hombre negro.
“Hoy damos un suspiro de alivio. Aún así, no puede quitarnos el dolor. Una medida de justicia no es lo mismo que justicia equitativa”, dijo el martes la vicepresidenta Kamala Harris, refiriéndose a la ingenuidad política que siguió a un veredicto que fue más una excepción que una regla. “Todavía tenemos trabajo que hacer”.
El veredicto marcó una especie de cambio para Biden. El presidente ahora deberá hacer la transición del triaje que enfrentó inmediatamente al asumir la Oficina Oval en medio de la pandemia de coronavirus a la difícil tarea cumplir promesas de campaña más ambiciosas —como promover la justicia racial para las comunidades negras que le entregaron la nominación demócrata y, en última instancia, la Casa Blanca.
“Mientras piensa en cómo será su discurso ante una sesión conjunta del Congreso la semana que viene, él tiene toda la intención de utilizar esta oportunidad para priorizar este tema y hablar sobre la importancia de implementar medidas de reforma policial”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, durante una conferencia de prensa el miércoles.
De hecho, si quieres comprender las turbias aguas de la equidad racial que el presidente debe navegar en los próximos meses y años, deberás ver cómo él y otros demócratas lidian con la crisis policial actual que perjudica desproporcionadamente a los estadounidenses negros.
A principios de este mes, el equipo de Biden renunció en silencio a una promesa de campaña de establecer una comisión de vigilancia policial dirigida por la Casa Blanca para dirigir su atención hacia algo con más fuerza: aprobar la reforma policial a través de los canales legislativos.
“El gobierno de Biden-Harris apoya firmemente la Ley de Justicia Policial George Floyd y trabaja con el Congreso para promulgar rápidamente una reforma policial significativa que traiga cambios profundos que se necesitan con urgencia”, afirmó la directora del Consejo de Política Nacional, Susan Rice, en un comunicado.
El proyecto de ley fue aprobado por los demócratas de la Cámara de Representantes el mes pasado, pero enfrenta grandes retos con una división de 50-50 en el Senado, donde incluso con los demócratas en el poder debido al voto de desempate de Harris, la mayoría de las leyes necesitan 60 votos para superar un obstruccionismo.
Lee Drutman, principal investigador del programa de Reforma Política en New America —donde yo solía trabajar— no se anda con rodeos al describir los obstáculos políticos que le aguardan a Biden en una variedad de cuestiones sociales debido a la dificultad de abolir o cambiar el obstruccionismo.
“[El senador demócrata Joe Manchin de West Virginia] ha sido bastante claro en que no va a romper el obstruccionismo”, dijo Drutman. “Es difícil ver que algo obtenga 60 votos en el Senado de Estados Unidos, cualquier otra cosa que no sean las iniciativas más recientes, como una comisión para ver si hay un problema de violencia policial en este país”.
Es importante destacar que en EE.UU. la economía y la raza están relacionadas entre sí.
“Desde 1619 hasta al menos finales de la década de 1960, las instituciones, empresas, asociaciones y gobiernos estadounidenses —federales, estatales y locales— saquearon repetidamente a las comunidades negras”, escribió el periodista Ta-Nehisi Coates en 2016. “Tan grande fue este saqueo que Estados Unidos, como lo conocemos hoy, es simplemente inimaginable sin eso. Sus grandes universidades fueron fundadas en eso. Su economía inicial fue construida por eso. Sus suburbios fueron financiados por eso. Su guerra más mortífera fue resultado de eso”.
El presidente, en ese entonces, podría asegurar cierto grado de justicia racial a través de sus propuestas económicas, partes clave que puede pasar a través de la reconciliación, un proceso presupuestario que requiere una mayoría simple de votos en el Senado de Estados Unidos.
“Veo a los líderes demócratas estructurando las cosas para que puedan liderar los asuntos económicos y de gasto”, dijo Drutman. “Y sienten que pueden lograr ciertos elementos de justicia racial invirtiendo dinero en comunidades pobres, desatendidas, principalmente minoritarios —pero haciéndolo como parte de programas que son ampliamente populares y distribuyendo beneficios en todas partes”.
Como escribí a principios de este mes, al menos parte de lo que hace que el Plan de Empleo Estadounidense de US$ 2 billones ofrezca esperanza para muchos ciudadanos negros es el hecho de que no rehuye enfrentar la desigualdad racial que está incrustada en la infraestructura del país.
Por ejemplo, Biden gastaría US$ 45.000 millones en reemplazar todas las tuberías de plomo y líneas de servicio de EE.UU. porque según la hoja informativa de la Casa Blanca “ninguna familia estadounidense debería seguir recibiendo agua potable a través de tuberías de plomo y líneas de servicio”.
Esta postura ilustra que Biden ha aprendido de la crisis del agua de muchos años que comenzó en su mayoría en Black Flint, Michigan, en 2014 cuando la ciudad comenzó a tomar agua contaminada del río Flint y a transportarla a través de viejas tuberías de plomo.
La encuestadora demócrata Celinda Lake destacó cuán expansiva e incluso radical es la estrategia económica de Biden.
“Esta agenda económica no es la agenda económica de su abuelo: es una agenda económica muy moderna con una perspectiva económica del siglo XXI”, le comentó Lake al analista político senior de CNN, Ronald Brownstein. “Esta agenda económica tiene más equidad, raza y género que cualquier agenda económica que haya visto en mi vida para este partido”.
Lake continuó: “No es una agenda económica daltónica. Realmente se entrelaza con razón y de forma efectiva los componentes de raza y género de nuestros tiempos modernos”.
No obstante, una pregunta crucial aún no se ha respondido: ¿compensará, complacerá y ayudará fundamentalmente cualquier tipo de justicia racial que Biden implemente –como las descritas anterioremente– a los votantes negros que lo ayudaron a ganar la Casa Blanca?