
Inmigrantes indocumentados ganan $5 la hora repartiendo bajo riesgo de deportación. Conoce la realidad laboral de las apps y cómo protegerte si estás en esa situación.
Una promesa rota sobre ruedas
“Sé tu propio jefe”. Así se promocionan algunas apps de reparto o delivery. Prometen libertad, ingresos rápidos y horarios flexibles. Para muchos inmigrantes hispanos sin papeles, suena como una oportunidad de oro. Pero en la realidad, ser tu propio jefe no significa tener libertad. Significa en algunas oportunidades trabajar sin derechos, sin seguro, sin contrato y sin garantía de que mañana podrás seguir conectado. Un informe publicado por Human Rights Watch (HRW)expone cómo funciona este sistema. A través de entrevistas con más de 100 repartidores, en su mayoría hispanos, muchos de ellos indocumentados, HRW documentó una economía donde las apps ganan miles de millones mientras los trabajadores viven con salarios bajos, vigilancia constante y miedo a ser deportados.
Ganas menos que un café
Las apps aseguran que puedes ganar hasta $25 por hora. Pero la cifra real, tras descontar gasolina, seguro, mantenimiento, comisiones, impuestos y otros costos, es mucho menor. Según HRW, el ingreso promedio neto de un repartidor en Texas es de $5.12 por hora, incluyendo propinas. Eso es un 70% por debajo del salario digno, estimado en $21.82 por hora para una persona adulta en el estado.
“Trabajo entre 10 y 12 horas diarias para hacer $100. Pero hay semanas que solo hago $70. Estoy atrasada con la renta desde octubre”, contó Mary A., repartidora en Houston, en entrevista con HRW. Y como no hay contrato, tampoco hay derechos. No tienen vacaciones, seguro médico, pago por enfermedad o compensación por accidentes. Si no trabajas, no ganas nada.
Cómo se trabaja sin papeles (y cómo sobreviven en el sistema)
La mayoría de estas plataformas exige documentos que los trabajadores indocumentados no tienen: número de Seguro Social y licencia de conducir válida. Pero en la práctica, miles logran entrar al sistema a través de rutas informales. Estas son las más comunes:
Rentar una cuenta verificada: muchas personas pagan entre $100 y $200 por semana para usar una cuenta ajena. Es un gasto grande, pero a veces es la única manera de conseguir ingresos.
Usar documentos de otra persona: algunos se registran usando papeles prestados o modificados digitalmente.
Compartir cuentas entre familiares o amigos: una sola cuenta es utilizada por varias personas, turnándose para hacer entregas.
Trucos tecnológicos: algunos recurren a apps o métodos para engañar el reconocimiento facial y pasar las verificaciones de seguridad.
Estas prácticas son riesgosas y dejan a los trabajadores en un limbo sin derechos ni protección.
“Yo rento una cuenta por $180 a la semana. No puedo dejarla porque es lo único que tengo. Si me la bloquean, me quedo sin ingreso, y la persona que me la alquila tampoco me responde”, relató un repartidor en Dallas a HRW.
¿Qué consecuencias legales tiene esto?
Aunque decenas de personas lo hacen, es importante saber que trabajar con cuentas alquiladas o documentos prestados tiene consecuencias legales:
Uso de identidad falsa: subir fotos o datos de otra persona puede considerarse fraude, y tener consecuencias penales o migratorias.
Rentar cuentas: viola los términos de uso de las plataformas. Si te detectan, pueden desactivarte la cuenta de inmediato, sin explicación ni apelación.
Conducir sin licencia válida: en Texas es un delito que puede terminar en detención e incluso en deportación si interviene ICE.
Problemas migratorios acumulados: cualquier incidente (una parada de tránsito, un accidente, una denuncia) puede afectar procesos migratorios futuros.
Por eso, organizaciones como ACLU Texas y RAICES recomiendan tener un plan legal: guardar documentos del trabajo, no firmar nada sin asesoría, y conocer los derechos ante un arresto o allanamiento.
“No me dieron ninguna razón. Solo me llegó un correo diciendo que la cuenta fue suspendida por comportamiento sospechoso. Pero yo solo estaba trabajando”, dijo un repartidor en Austin a HRW.
El algoritmo que manda
Aunque las apps los llaman “socios” o “colaboradores independientes”, los repartidores no controlan su trabajo. No saben cómo se asignan los pedidos. Todo está determinado por algoritmos, programas automáticos que toman decisiones invisibles.
“No sé cómo determinan cuánto me pagan por pedido. A veces hago dos entregas en media hora y gano $10. Otras, manejo 45 minutos y me pagan $4.”, explicó Jacob F., exrepartidor citado por HRW.
Riesgos y accidentes sin respaldo
Más del 35 % de los trabajadores encuestados por HRW en Texas dijo haber tenido al menos un accidente de tráfico relacionado con su trabajo. Un 24 % sufrió lesiones físicas. Hay testimonios de personas que fueron asaltadas, acosadas o agredidas mientras trabajaban. Y si eso ocurre, no hay seguro.
“Un tipo me sacó un cuchillo por $8 de comida. Pensé que me mataba”, relató un repartidor en el informe.
Manejar con miedo
Muchos repartidores indocumentados conducen sin licencia o con documentos prestados. Y viven con miedo. Una simple parada por no usar direccional puede llevar a la cárcel… o a deportación. Por eso, muchos cargan una libreta con teléfonos de abogados, instrucciones para el cuidado de sus hijos y planes de emergencia.
ACLU de Texas recomienda:
No hablar sin un abogado.
No firmar documentos sin comprender su contenido.
Mientras tanto… las apps ganan millones
En 2024:
Uber ganó $9.8 mil millones de beneficios neto, con ingresos por $43.9 mil millones.
DoorDash facturó $10.7 mil millones y su valor de mercado superó los $81 mil millones.
Según HRW, si las apps los clasificaran como empleados, Texas habría recaudado más de $111 millones en contribuciones al seguro de desempleo entre 2020 y 2022.
La comunidad como salvavidas
Frente a todo esto, muchos trabajadores se organizan entre ellos. En Houston, Dallas y otras ciudades, hay grupos de WhatsApp, reuniones semanales y redes informales donde se comparten consejos legales, alertas de operativos, rutas seguras y apoyo emocional.
“No tenemos sindicato, pero sí comunidad. Nos cuidamos entre nosotros porque nadie más lo hace”, dijo Leticia G., repartidora salvadoreña entrevistada por HRW.
También se organizan colectas para quienes sufren accidentes o necesitan ayuda urgente. La solidaridad es la herramienta más fuerte que tienen.
¿Puede cambiar esta historia?
Sí. El 24 de julio de 2025, se presentó en el Congreso de Estados Unidos el proyecto de ley Empowering App-Based Workers Act, que propone:
Exigir que las apps revelen cómo funcionan sus algoritmos.
Garantizar que el trabajador reciba al menos el 75 % de cada tarifa.
Limitar el uso de datos sensibles como salud o estatus migratorio.
Emitir recibos claros por cada pedido, con desglose de cuánto se lleva la empresa y cuánto el repartidor.
Aún debe ser aprobada. Pero es un paso. Mientras tanto, la información y la organización siguen siendo las mejores defensas.
Si tú repartes, esto te puede ayudar:
Guarda tus pruebas: fotos de pedidos, recibos, registros. Te pueden proteger en una disputa o bloqueo.
Trabaja en varias apps si puedes: no dependas de una sola. Si te desactivan, no pierdes todo.
Habla con tu familia: ten un plan de emergencia. Asegúrate de que alguien pueda ayudarte si te detienen.
Conoce tus derechos: no abras puertas sin orden judicial. No respondas sin abogado.
Únete a otros repartidores: comparte consejos, apóyate en tu comunidad. No estás solo.
Si tú vives esta realidad, esta guía es para ti. Si conoces a alguien que la vive, compártela. Porque en un sistema que desactiva personas con un clic, conectarnos entre nosotros puede ser el cambio.