Luego de haber creado un filtro a partir de la cáscara de camarón para limpiar aguas de ríos y lagos de los colorantes químicos, la científica guatemalteca María Isabel Amorín presentó los resultados de una investigación que llevó a cabo recientemente en el Instituto Tecnológico de Costa Rica, una institución autónoma de educación superior universitaria, dedicada a la docencia, la investigación y otras ramas en el país centroamericano.
El nuevo estudio dio como resultado que por medio de una combinación del quitosano y alginato de sodio se podría desarrollar una cura para las personas que padecen del pie diabético y quemaduras de consideración.
“Ya había trabajado con las cáscaras de camarón en otras aplicaciones en el tratamiento de aguas residuales textiles y empiezo a ver todas las aplicaciones que tiene este producto y cómo se podría aplicar a la regeneración de heridas”, explica Amorín.
La química destaca que se siente muy complacida de aprovechar algo que se considera como un desecho o basura y transformarlo en algo que pueda ser beneficioso para el ser humano y el planeta, en este caso para la salud de las personas.
“Esta molécula tiene muchas funciones porque se puede aplicar en la industria alimenticia, en la agrícola para el recubrimiento de semillas, pero cada una de ellas requiere una investigación diferente a la que hay que dedicarle tiempo hasta llegar a un producto que ya pueda ser utilizado”, agrega.
La salud
Sin embargo, para la joven científica egresada de la Universidad de San Carlos el área de la salud podría beneficiarse a gran escala con los resultados de su investigación, por lo que alerta a la industria a poder apoyar este tipo de estudios.
“En la recuperación del pie diabético se podría evitar las amputaciones, lo cual es muy triste que una persona tenga que llegar a eso y que afecta en su vida personal y laboral ante esta situación. Para llevar este producto al mercado se debe seguir investigando, obtener equipo para continuar con el estudio de la propuesta”, detalla.
Cómo funciona
La investigadora resalta que aún se deben perfeccionar las membranas creadas con quitosano y alginato de sodio, para luego crear los parches que se podrían aplicar en las heridas y lograr que las personas sanen.
“Lo que nos falta es hacer los estudios en animales y en personas porque los estudios con células ya vimos que funcionan”, explica.
Su proyecto “CrustaTec BioMar» le valió obtener una pasantía en Costa Rica otorgado por Bayer y durante un mes desarrolló su investigación en los laboratorios del TEC de Costa Rica.
El desarrollo de esta tecnología involucra la biorefinería de las cáscaras de camarán para la obtención del quitosano, el entrecruzamiento con las otras moléculas, también de origen marino, y la utilización de aceites esenciales que aumenten su actividad antibacterial, antimicrobiana y cicatrizante.