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“Tengo 8 meses de embarazo y duermo en la calle con mi familia, no somos animales”: la vulnerabilidad de las venezolanas que huyen

Las mujeres y niñas que escapan de la inestabilidad, el hambre y la pobreza en Venezuela se encuentran en situación de especial indefensión: cruzan la frontera con Colombia y terminan siendo víctimas de trata de personas, explotación sexual y laboral.

La crisis de migrantes y refugiados venezolanos hacia Colombia ha sido especialmente nociva para la salud y el bienestar de las mujeres y niñas que se enfrentan a “profundas vulnerabilidades” al salir de Venezuela. «El abuso y la explotación de este grupo de migrantes está alcanzando niveles alarmantes», según lo asegura un informe dado a conocer este miércoles, realizado por la organización humanitaria CARE.

Para realizar el estudio viajaron varias veces a la zona y se enfocaron en dos de los cruces oficiales de la frontera –Norte de Santander y Paraguachón, en La Guajira– y encontró graves de indicadores de violencia sexual contra mujeres y niñas (sobre todo en los pasos fronterizos informales: las llamadas trochas). Muchas son forzadas a practicar «sexo transaccional» como método de supervivencia.

“Están obligadas a tener sexo por necesidad; lo hacen para acceder a alimento, a un techo”, explica Noticias Catalina Vargas, coordinadora regional humanitaria de CARE para América Latina y el Caribe. Son un target especialmente fácil porque poseen conocimiento limitado de sus derechos y suelen carecer de documentos.

Los más afectados: embarazadas y adultos mayores

“Lo que constatamos durante las visitas para hacer este informe es que como los servicios en Venezuela están totalmente colapsados, la gente debe salir del país para acceder a cuidados de salud primario”, dice Vargas. En efecto, las embarazadas llegan a Colombia buscando atención porque no han tenido ningún seguimiento de su proceso de gestación debido a la crisis.

“Sabemos que no hay refugio, ni espacios ni techo para la gente llegando. Entonces hemos encontrado mujeres embarazadas o a punto de dar a luz que están durmiendo en la calle o mujeres que dieron a luz y con su bebé de un mes, mes y medio, están durmiendo y pidiendo alimentos en la calle. Ellas son el frente para ser atacadas por redes de tráfico y explotación laboral. Tienen una enorme vulnerabilidad”.

Karina Ríos, de 37 años, es una de las entrevistadas del informe, cuyo retrato ilustra este artículo. Tiene dos niños y para mayo de este año tenía 8 meses de embarazo. “Estando en un punto de la Cruz Roja, nos contó que llevaba dos semanas durmiendo en la calle. Le ofrecieron poderse quedar en uno de los albergues, pero solo a ella, no a su esposo. Se tenían que separar y ella no quería, ya estaba a punto de dar a luz a su tercer hijo”.

Según Vargas, las mujeres como ella tampoco tienen acceso a un cuidado postparto: “llegan y ahí mismo tienen que irse”.

Fuente: UNIVISION

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