Los vídeos de las torturas del servicio de inteligencia de Maduro
Las imágenes, reveladas por un exagente del Sebin, muestran los maltratos dentro del tristemente célebre edificio Helicoide de Caracas
Un preso con las manos atadas a la espalda y los ojos vendados con celofán. Un grupo de personas hacinadas en un cubículo y obligadas a dormir una encima de otra. Un detenido que se queja porque orina sangre y debe hacerlo en una botella porque no le permiten acudir al baño ni ver a un médico.
Estas son solo parte de las condiciones en las que malviven los 70 presos de una cárcel del Servicio Bolivariano de Inteligencia en Caracas en la que prestó servicio entre agosto y febrero un teniente de aviación que ayer se presentó como Ronald Dugarte. Tales fueronlas brutalidades que este joven uniformado presenció y escuchó de los presos, que decidió desertar el 27 de febrero y darle la espalda al régimen de Nicolás Maduro.
Antes de irse, gracias a una pequeña cámara oculta tras un agujero en el bolsillo derecho de la camisa de su uniforme, el teniente Dugarte grabó lo que pudo de la vida en esa prisión donde muchos de los torturadores, dijo, son cubanos. Él dice que se negó a tomar parte en torturas, pero ayer, en una comparecencia por videoconferencia en la sede de la Organización de Estados Americanos detalló los abusos de los que tiene constancia y sobre los que puede testificar: ahogamiento fingido, descargas eléctricas, asfixia con bolsas de plástico y colgamientos, por ejemplo.
«Un preso con el que contacté me pidió que contara al mundo lo que estaba sucediendo», dijo el teniente Dugarte, que había sido captado por la temida Dirección General de Contrainteligencia Militar, o DGCIM, en agosto. «Decidí hacerlo aunque esto supusiera y suponga un riesgo para mi seguridad y mi vida», añadió.
El teniente ha puesto en manos del instituto Casla estas imágenes junto con una lista de los torturadores -que operan con pseudónimos como Gaviota, Escorpión o El Mudo- y una relación de 77 detenidos, con nombre, edad y motivo de arresto. A muchos de ellos se atribuye «magnicidio» o delitos relacionados con PDVSA, la petrolera estatal. Esta documentación será llevada a la Corte Penal Internacional, donde la directora del instituto Casla, Tamara Suju, ha denunciado ya abusos y torturas del régimen de Maduro.
Según Suju, la tortura y las «desapariciones» -detenciones arbitrarias- se han multiplicado en meses recientes, sobre todo después de la jura de Maduro como presidente en enero, tras una reelección cuya legitimidad no reconoce la comunidad internacional. «Sobre todo vemos detención de militares que han intentado desertar o de sus familiares, como forma de presión para que no lo hagan», dijo ayer Suju al presentar las imágenes.
Entre las nuevas formas de tortura de cuyo uso han tenido constancia los opositores en semanas recientes está la aplicación de droga en las heridas para aturdir a la víctima o la inyección forzosa de estupefacientes para agravar los efectos psicológicos de la tortura. A un detenido lo tuvieron durante un mes con una bolsa alrededor de la cabeza y solo le permitieron beber, comer y hacer sus necesidades.
Calcula el instituto que más de un millar de uniformados ha sido detenidos en algún momento de los pasados dos meses por su intención de abandonar al régimen. Además, el chavismo ha arrestado sin motivos a más de 25 periodistas, no sólo venezolanos sino también extranjeros.
En los pasados dos meses, el instituto Casla ha presentado a la Organización de Estados Americanos pruebas de 40 nuevos casos de tortura y la detención de cinco familiares de desertores, que a su vez llevará a la Corte Penal en el futuro. Además, ha denunciado que el 23 de febrero, día en que la comunidad internacional intentó introducir ayuda humanitaria en Venezuela, el régimen de Maduro excarceló a presos comunes y los utilizó como escudos presentándolos como «una unión cívico militar en defensa del suelo patrio».
Mientras, los militares y agentes cubanos han tomado el control casi total del gran aparato de tortura de Venezuela, según han denunciado no sólo los opositores al régimen sino también la propia secretaría general de la OEA, que estima que hay entre 22.000 y 46.000 enviados por La Habana en este momento en ese país. Según denunció recientemente el gobierno del presidente Juan Guaidó, Cuba ha enviado a Venezuela a un nuevo encargado de la tortura y la represión de estado, Asdruval de la Vega Orellana.
Según dijo ayer el secretario general de la OEA, Luis Almagro, «el régimen cubano lleva años interviniendo en los asuntos internos de Venezuela para asegurarse los envíos forzosos de petróleo a la isla, un elemento fundamental que ha deteriorado y terminado con la economía y el sistema productivo del país, esa es la razón por la cual los venezolanos no pueden comer».
El presidente encargado Guaidó, que juró el cargo en enero, ha prometido una amnistía a todos los militares que, como el teniente Dugarte, den la espalda al régimen y reconozcan la legitimidad del nuevo gobierno de transición.
Según Human Rights Watch hay en Venezuela al menos 230 presos políticos. En las protestas contra el régimen desde 2014, las fuerzas de seguridad han detenido a más de 12.500 opositores. Maduro y sus aliados han recurrido a «colectivos» o fuerzas paramilitares para intimidar a los disidentes y, en muchas ocasiones, perpetrar asesinatos extrajudiciales al margen de la ley.