El herbolario y curandero de origen peruano Daniel DíazStrukov lleva tres años en una cárcel de Rusia, donde se enfrenta a una posible condena a cadena perpetua por contrabando e intento de tráfico de drogas.
Todo empezó cuando Strukov hizo que le enviaran desde Perú «sangre de drago» (también conocida como «sangre de grado» o «sangre de dragón»), una medicina tradicional que se comercia libremente en ese país latinoamericano, y los funcionarios de aduanas encontraron que esta contenía una sustancia psicotrópica prohibida en Rusia.
Tomando como ejemplo el caso Strukov y otros similares, analizamos cómo los amantes de la medicina tradicional peruana en Rusia pueden terminar acusados de tráfico de drogas.
Una caja de «sangre de dragón»
El 2 de marzo de 2017, Daniel Díaz Strukov, de 43 años, llegó a la oficina de correos en Tekstilshchiki, un distrito de Moscú. Strukov -un hombre normal, de cabello oscuro, estatura mediana, ojos negros y barba rojiza- iba vestido con jeans, una sudadera con capucha y un elegante abrigo gris. Lo único que permitía adivinar que era un entusiasta de las prácticas chamánicas eran las pulseras de madera que adornaban sus muñecas.
El herbolario y sanador, sin embargo, estaba esperando la llegada de una caja con 11 botellas de «sangre de drago» -una medicina tradicional peruana también conocida como «sangre de dragón»- enviadas por un amigo en Perú. Las quería para tratar a sus pacientes en Rusia. Y una vez en la oficina de correos, el entusiasta de la cultura peruana recibió una caja blanca sellada con cinta adhesiva. En el interior, no obstante, en lugar de botellas con el líquido, había réplicas hechas por funcionarios de aduanas rusos y Strukov fue detenido inmediatamente en la oficina de correos. «¿Quiénes son tus cómplices?» y «Dónde está el resto?», le preguntaron al momento del arresto.