José Luis Angulo: «En los doblajes ya no se busca una voz bonita sino parecida a la original»
El director y doblador confiesa que prefiere interpretar a personajes malvados, como Lord Voldemort, y explica que el ‘boom’ de las series obliga a hacer los doblajes tan rápido que siempre se escuchan las mismas voces
A José Luis Angulo no le conocen por su cara. Pero sí por su voz. Suya es la que en España han tenido Gargamel de ‘Los pitufos’, el gato Isidoro y el popular Michael Knight de ‘El coche fantástico’, interpretado por David Hasselhoff, de quien es voz habitual. También ha doblado a Jean Claude van Damme, Bill Nighy o Samuel L. Jackson, así como al temible Lord Voldemort, a quien da vida Ralph Fiennes, en las películas de Harry Potter, un trabajo sobre el que habló a los asistentes a las últimas jornadas del niño mago organizadas por la asociación Dracs d’Eivissa en el Espai Jove de Sant Antoni.
¿Es fan de Harry Potter?
¡Claro que sí!
¿Y es de Slytherin?
En la película sí, pero unas niñas me han dicho que no podía serlo con esa maldad…
¿Lord Voldemort es el personaje más malo que ha doblado?
Uno de los más perversos y malvados, sí. Me encantan este tipo de personajes porque se prestan a cambiar la voz. Me atraen mucho. Cuando era joven siempre me daban galanes buenazos, ahora me encanta poner voz de malo.
Con Voldemort se habrá puesto las botas cambiando de voz: de un ser débil que no puede ni hablar a toda una fuerza del mal.
Exacto, eso me supuso poner un tipo de voz diferente en cada película porque el personaje iba evolucionando. En una tenía que poner ese tono que todo el mundo conoce: «¡Haaaarry Potter!» [pone la voz] Y en otras susurrar más. Me supuso un estudio del personaje a lo largo de la saga. Durante el doblaje tenía al lado a un supervisor, el de la saga en Italia y Francia, que me iba marcando un poco.
Veía las películas antes que nadie. ¿Su entorno no le preguntaba por los detalles?
Aunque lo hubieran hecho no podría haber respondido. En algunas películas, como ésta, no podemos dar ninguna información. Me sorprendo cuando algún compañero pone en sus redes sociales que está doblando a tal o cual personaje. Hay cosas que no se deberían decir.
¿Hay que ser muy fiel a la voz original?
Como director procuro que sea así. No somos ellos, pero procuro que el margen de voz sea lo más parecido posible. Hay actores que tienen una voz asociada hace mucho e igual no se parece tanto, pero sí la personalidad. Cuando me llega una película procuro buscar la voz más parecida y, si en ella aparece, por ejemplo, Harrison Ford, siempre llamo a Salvador Vidal, el actor que suele doblarlo. Procuro ser muy fiel y, si tiene una característica especial, intento marcarla. El original te da muchas pistas.
¿Cuando le propusieron ser la voz de Voldemort era consciente de la dimensión de la saga?
No. Cuando dirijo un doblaje intento repartirme cosas muy pequeñas o ninguna. Para estar pendiente de la dirección. Pedí a unos compañeros que hicieran pruebas para Voldemort. Yo les daba indicaciones. Le pregunté al supervisor a quién elegía para el doblaje y me contestó: «Lo tengo muy claro, vas a hacerlo tú». No era consciente de la dimensión que tendría el personaje. Los importantes eran Harry, Hermione… Además, si te fijas, en las películas hablan mucho de él, pero no tenía mucha presencia. En las películas, Harry igual tenía 100 tapes y Voldemort, 20.
¿Con algún otro personaje se había visto rodeado de niños pidiéndole que les haga la voz?
Me sorprendió Sant Antoni. Había niños que me pedían que les dijera algo con la voz de Voldemort. Les preguntaba cómo se llamaban y les repetía su nombre con la voz de Voldemort. Flipan. Y a mí me encanta. Los alumnos de doblaje me dicen que me imitan a mí. Jamás había pensado que este personaje fuera tan importante como para que me imitaran. Es como cuando alguien imita a Ricardo Solans, que dobla a Sylvester Stallone. Le imitan a él, no a Stallone. Pues a mí me está pasando lo mismo con Voldemort y no doy crédito.
Dice que le gustan los personajes malvados, es lo que dicen siempre los actores.
Hacer un galán requiere, casi siempre, la misma fórmula: hablar con tu voz, interpretando, pero con tu voz. Un personaje un poco malo tiene un sarcasmo o una doble intención muy interesante. También me divierte hacer personajes cómicos, como Gargamel, de ‘Los pitufos’, o Estoico el Vasto, de ‘Cómo entrenar a tu dragón’. Los personajes con un poco de trasfondo son muy interesantes porque una sola frase puede indicar muchas cosas cuando la dices como debes.
¿Cada vez le damos menos importancia a la voz?
Ahora es diferente, es cierto. No buscas una voz bonita, sino que se pegue a la original. Cuando empecé había actores que no tenían una voz bonita, pero aquí, si era un hombre o una mujer guapa, se buscaba una que lo fuera. Decían que debía tener voz de rubia. O de rubio.
¿Voz de rubia?
Sí, una voz preciosa. Aunque el original no la tuviera. Ahora no, es más real. A mí me decían que tenía voz de rubio y, al principio, no sabía qué significaba. ¡Cómo han cambiado las cosas! Ahora ya no se habla de voces de rubia o de morena.
¿Cómo era la voz de morena?
Pues, si hablamos de una mujer, más grave, más dura. La de rubia era como de ingenua.
El actor tiene el cuerpo, la voz y la mirada, pero el de doblaje sólo la voz. ¿Cómo se hace para conseguir lo mismo?
Cuando alguien viene al estudio siempre le explico que verá dos doblajes de otra forma. Es sorprendente. Dirigí ‘Banderas de nuestros padres’, y los actores de doblaje gritaban: «¡Vamos! ¡Adelante! ¡Desembarcad!». Ellos están logrando lo mismo que los actores del desembarco, pero quietos ante un atril. Yo necesito concentrarme antes, pero hay actores que logran el tono correcto aunque hace un minuto estuvieran hablando de fútbol con un compañero. Los admiro. No entiendo cómo lo consiguen. Es de aplauso.
Hablando de fútbol con un compañero o entretenidos con el móvil.
¡El móvil! Cuando dirijo un doblaje, permito que lo tengan aunque en la sala pone que no se puede. Los actores trabajan a través del móvil, y si van a estar tres horas encerrados grabando se lo dejo coger porque lo necesitan. A veces un estudio te dice que les llames inmediatamente. Ahora todo es «hay que entregar ya». Me refiero a las series. Con tantas plataformas y series te mandan un capítulo el lunes y te dicen que lo emiten el miércoles. Tienes que traducirlo, llamar a los actores, mezclarlo… Todo es inmediatez. A veces, les tomo el pelo a los de producción y les digo que como no pueden entregar el capítulo, que se entreguen ellos.
Con el boom de las series harán falta muchos actores de doblaje, ¿no?
Sí, pero eso tiene una doble cara.
¿Perdón?
Como hay que hacerlo todo tan rápido, se tira de los actores de doblaje de siempre. Una de las críticas que se hacen a las series es que se oyen siempre las mismas voces. ¿Por qué? Pues porque hay actores que tienen tanta práctica que son capaces de, en muy poco tiempo, hacer muchas piezas. Y muy bien. Un actor nuevo necesita mucho más tiempo para el mismo trabajo, así que como para las series hay que correr mucho, a no ser que el nuevo tenga práctica, que es difícil porque no ha dado tiempo, pues no se les suele llamar. Yo, lo que hago, es llamar a estos actores para las películas de cine. Ahí me puedo permitir el lujo de, si no sale a la primera, indicarles y repetir, que vayan cogiendo práctica. En una serie entiendo que mis compañeros directores llamen a los de siempre porque lo resuelven en un momento y los estudios exigen inmediatez.
¿No se les mezclan las voces en la cabeza?
Las tengo en la cabeza. Otras cosas de la vida real se me olvidan, pero cuando hago un reparto me van viniendo a la cabeza las voces de actrices o actores. Así como avanzo en los diálogos voy cambiando. Me vienen a la mente los nombres. No se me olvidan. Eso sí, cuando termino una película, la olvido. En Sant Antoni me preguntaban cosas sobre las cintas de Harry Potter y no podía contestar porque se me ha olvidado. Eso me lo decía un actor antiguo, Félix Acaso, ya fallecido, que los actores teníamos memoria de inmediatez. Lo compruebo todos los días. Actores que están haciendo un personaje y a los que, cuando les hago firmar la hoja al acabar el doblaje, me preguntan cómo se llamaba su personaje.
Si las voces no se le van de la cabeza, ¿le puedo pedir que me ponga la voz de Gargamel? ¿O la de David Hasselhoff?
¡Claro! [Dice «Seguid así, queridos pitufos» con la voz de Gargamel y, acto seguido, la emblemática frase «Kit, te necesito» de David Hasselhoff en ‘El coche fantástico’]. Eso no se olvida. Y cuando llega una temporada nueva, suponiendo que sea un personaje de una serie, también la recuerdas. ¿Sabes cuándo no me acuerdo de la voz?
¿Cuándo?
Cuando el personaje tiene una voz extraña. Pasado un año o, incluso, dos llega la siguiente temporada y no recuerdo qué voz le ponía. Quien tiene eso más claro no soy yo sino el técnico de sonido que me dice: «Angulo, ésta es la voz, no te compliques más». Las voces muy marcadas, como las de Lord Voldemort o Gargamel no se olvidan tan fácil.
Yendo por la calle, ¿le han reconocido por la voz?
Sí, muchas veces. En los taxis, sobre todo. Cuando le doy la dirección a los taxistas me preguntan si me dedico al doblaje. Siempre me sorprende. Hace poco me ocurrió también en una librería. Simplemente le pregunté a la librera si podía pagar con tarjeta y al traerme el datáfono me dijo si era doblador. No sé si me reconocen por la voz, no lo creo, tengo la sensación de que es más por la forma de hablar.
Igual es que, en general, hablamos muy mal.
Sí, eso es lo que creo, que me llevo la forma de hablar del trabajo a la vida real. Si no es así, no lo entiendo porque no es que salga a todas horas en la televisión. La gente tiene un oído impresionante, eso sí, pero creo que es por la forma de hablar, no por la voz propiamente dicha.
¿Cuáles han sido sus últimos proyectos?
Terminé la película ‘Detective Pikachu’, en la que tuve que hacer unos cambios de texto para que las voces coincidieran con los subtítulos, para que no hubiera muchas diferencias entre el texto y la voz. Y también ‘The Rocketman’ el biopic de Elton John. Trabajamos con mucha inmediatez. Cada vez tienes que trabajar com menos tiempo. Rodajes como los de las películas de Harry Potter duraban mes y medio. Eso, ahora, sería sorprendente. Incluso los supervisores, cuando los hay, cada vez más te relacionas con ellos a través de Skype. Hace poco también se estrenó ‘El parque mágico’, con Sílvia Abril y Andreu Buenafuente y ‘Cómo entrenar a tu dragón 3’ con Melendi.
Cuando en un doblaje se meten cantantes o humoristas, ¿hay que enseñarles antes de rodar?
Mira, hicimos ‘Cavernícola’ con Chenoa y ponía mucho interés. Al tiempo me la encontré en el estudio porque estaba en otro doblaje y al verme gritó: «¡Mi maestro!». Me hizo ilusión. Con Sílvia Abril no hubo problemas porque lo hacía muy bien y en el caso de Melendi, que es cantante, tiene el ritmo. Si no logran el tono adecuado, me pongo a su lado y les indico. Incluso les hago las voces para que las imiten. Melendi, por ejemplo, me preguntaba cómo lo haría yo y luego él lo repetía. Salió en ‘El Hormiguero’ y cuando Pablo Motos le preguntó cómo lo había hecho explicó que yo le había ayudado. Le agradecí la mención. Tengo mucha paciencia, no me preocupa que alguien no haya hecho nunca doblaje, ya me encargo de que parezca que lo ha hecho toda su vida.
Antes me he quedado con lo de los cambios. ¿No es más fácil cambiar los subtítulos que repetir el doblaje?
A mí, eso, también me sorprende. No sé por qué es así. Si algún día me lo explican prometo llamarte y darte la respuesta.
¿A cuál de sus personajes les tiene más cariño?
Pues le tengo cariño, por lo que supuso, lo divertido que fue y el éxito que tuvo, a ‘Isidoro, el gato’. Dirigía el doblaje e interpretaba al gato. Hacía una voz extraña que se parecía un poco a la de Gargamel. Tuvo tantísimo éxito… Los coches llevaban muñecos de Isidoro. Le tengo mucho cariño. También a Michael Knight de ‘El coche fantástico’, pero si tengo que elegir uno, me quedo con el gato Isidoro.