Con motivo de la crisis de Ucrania, Vladmir Putin recordó a Europa que Rusía, el país que lidera, es una potencia nuclear. La advertencia hizo resucitar viejos miedos a una conflagración atómica. Pero ¿qué sucedería si se desencadenase un conflicto así? ¿Qué ciudades serían atacadas? ¿Cuántas víctimas provocaría? ¿En qué plazo? ¿Cómo sería una guerra nuclear?
l Programa de Ciencia y Seguridad Global de la Universidad de Princeton hizo en 2019 una simulación de cómo sería una confrontación nuclear entre Rusia y Estados Unidos. Enfrentamiento que, por supuesto, involucraría a numerosos países (principalmente aquellos con bases de la OTAN).
Primer ataque: ojivas nucleares y misiles de corto alcance en Europa
Según esta simulación, Rusia atacaría primero con unas 300 ojivas nucleares misiles de corto alcance las bases europeas de la OTAN y la OTAN respondería con 180 cabezas nucleares disparadas contra objetivos rusos. En esa primera ofensiva y contraofensiva, se producirían 2’6 millones de víctimas en tres horas.
Ataque desde Estados Unidos
La simulación plantea que, con Europa destruida, Estados Unidos lanzaría un gran ataque con hasta 600 misiles nucleares (desde suelo estadounidense y desde submarinos) que acabasen con la fuerza nuclear rusa. Sin embargo, Rusia podría contraatacar con misiles lanzados desde silos, fuerzas móviles y submarinos. Ese segundo capítulo de la guerra nuclear generaría en sólo 45 minutos hasta 3’4 millones de víctimas.
Tercera fase: aniquilación total
Para evitar la recuperación del adversario (siempre según la simulación elaborada en la Universidad de Princeton) tanto la OTAN como Rusia lanzarían ataques nucleares a poblaciones de importancia económica y estratégica. La devastación atómica afectaría en esta fase, a 85’3 millones de seres humanos en tan solo 45 minutos.
El paisaje tras la batalla sería este. Hiroshima en 1945, cuando una bomba atómica estadounidense redujo una ciudad a ruinas. Murieron unas 80.000 personas y otras 70.000 resultaron heridas. Las muertes por efecto de la radiación continuarían sumando víctimas durante años.
La simulación realizada en Princeton partía del supuesto de una guerra convencional entre Rusia y Estados Unidos (¿cómo en Ucrania?) en la que los rusos tomaran la iniciativa de lanzar misiles nucleares primero.
Pero tampoco habría gran diferencia si fueran los Estados Unidos los primeros en lanzar bombas nucleares. La simulación se basa en datos de cómo está programada la defensa de OTAN y Rusia en caso de conflagración
Guerra programada
El margen de maniobra en una guerra nuclear es muy estrecho: todo está programado técnicamente y no hay tiempo para detener la hecatombe.
Es la filosofía en la que se basó la frágil paz de la Guerra Fría entre Estados Unidos y Rusia: la «destrucción mutua asegurada» (mutually assured destruction o MAD). Se contaba con que ningún bando apretase el botón nuclear ya que nadie ganaría.
Los cinéfilos recordarán a la «Máquina del juicio final» del clásico de Stanley Kubrick ‘¿Teléfono rojo? Volamos a Moscú’, un superordenador programado para iniciar un ataque nuclear masivo en caso de que Estados Unidos comience la guerra. Un reportaje de 2009 de NPR, la radio pública estadounidense, confirmaba que dicho dispositivo existió y todavía funciona.
De momento, la guerra nuclear se desarrolla sólo en una simulación de Princeton que, esperamos, no se convierta en trágica realidad.