El presidente, Donald Trump, visitará este miércoles la ciudad de El Paso, en Texas, tras la masacre que acabó con la vida de 22 personas y dejó a más de dos docenas heridas, después de que Patrick Crusius ingresara a un Walmart y abriera fuego de manera indiscriminada.
Sin embargo, la visita del mandatario no ha sido bien vista entre los líderes locales de la ciudad. Beto O’Rourke, el precandidato demócrata a la presidencia, señaló en Twitter que Trump había sido el culpable de crear un ambiente de odio y que por lo tanto no debería visitar la ciudad fronteriza.
«Este presidente que ayudó a crear el odio que hizo posible la tragedia del sábado, no debería venir a El Paso. No necesitamos más división. Necesitamos sanar. Él no tiene lugar aquí», escribió hoy O’Rourke en su cuenta de Twitter.
La relación de Trump y los líderes locales de El Paso se fracturó cuando el presidente dijo durante el Discurso de la Unión, a inicios de año, que antes de que se construyera el muro que divide a Juárez de El Paso, esta última ciudad era “una de las más peligrosas del país” con tasas de violencia “extremadamente altas”, algo falso.
En tanto, el alcalde local Dee Margo señaló en una rueda de prensa que la visita no tenía un carácter “político” y dijo que, tras los desencuentros del mandatario con el gobernador de la ciudad, su deber era recibirlo.
«Continuaré desafiando cualquier declaración dañina e inexacta sobre El Paso. No permitiremos que nadie retrate a El Paso de una manera que no sea consistente con nuestra historia y valores», dijo.
Se cree que el presidente también llegará hasta la ciudad de Dayton, en Ohio, donde un hombre de 24 años mató a nueve personas, incluida a su hermana, en un hecho ocurrido horas después de la tragedia en El Paso.
Al respecto, la alcaldesa de Dayton, Nan Whaley, dijo que el mandatario mencionó que podía visitarlos «en algún momento» de la semana.
Dos tiroteos ocurridos este fin de semana con apenas horas de diferencia han estremecido a Estados Unidos, al causar una escalofriante cifra de 31 víctimas mortales y decenas de heridos y han reabierto el recurrente debate en torno a las regulaciones para portar y adquirir armas en el país.