
Aunque el inglés es el idioma más hablado en Estados Unidos, nunca ha sido declarado oficialmente como el idioma del país. Esta ausencia de una designación formal tiene raíces históricas y políticas, y fue en 2018, bajo la administración de Donald Trump, cuando se firmó un decreto que intentaba poner en marcha un cambio en esa dirección.
La historia detrás de la falta de un idioma oficial
La fundación de Estados Unidos estuvo marcada por una notable diversidad cultural y lingüística. Cuando las primeras colonias se establecieron, no solo los colonos ingleses fueron protagonistas; también hubo influencias francesas, españolas, neerlandesas, y, por supuesto, las lenguas de los pueblos indígenas. La Constitución de los Estados Unidos, firmada en 1787, nunca mencionó un idioma oficial, un hecho que refleja el espíritu inclusivo de los fundadores, quienes preferían no imponer una lengua, considerando la diversidad de la población.
La idea de que el país no debía tener un idioma oficial se consolidó con el tiempo, ya que los Estados Unidos se vieron como un «crisol de culturas», en el que la libertad religiosa y cultural formaba la base de su identidad. Si bien el inglés se convirtió en la lengua predominante en el gobierno, los negocios y los medios de comunicación, otras lenguas como el español, el alemán y diversas lenguas indígenas continuaron siendo habladas por comunidades en todo el país.
El decreto de Trump: ¿Un cambio en la política lingüística?
En mayo de 2018, la administración de Donald Trump firmó un decreto que designaba al inglés como el «idioma oficial» de los Estados Unidos para las funciones gubernamentales. Esta acción buscaba promover el uso exclusivo del inglés en todos los trámites federales y en las comunicaciones oficiales, dejando de lado las traducciones a otros idiomas en la mayoría de los servicios del gobierno.
La motivación detrás de esta medida era principalmente política y cultural. Trump y su administración argumentaban que designar al inglés como idioma oficial fortalecería la cohesión nacional y fomentaría la integración de los inmigrantes, especialmente de aquellos que no hablaban inglés. Además, esta propuesta se alineaba con la postura nacionalista de la administración, que veía en la diversidad lingüística un desafío para la unidad del país. La propuesta también se dirigía a la creciente población de habla hispana en los Estados Unidos, lo que, según sus defensores, podría contribuir a una mejor integración de los inmigrantes en la sociedad estadounidense.
Reacciones y consecuencias
El decreto de Trump fue recibido con reacciones mixtas. Por un lado, sus seguidores argumentaron que establecer al inglés como idioma oficial era un paso necesario para garantizar la «unidad nacional» y facilitar la integración de los inmigrantes, promoviendo la «Americanidad» como una identidad cultural basada en el dominio del inglés.
Sin embargo, los opositores a la medida advertían que imponer un solo idioma podría excluir a comunidades que ya enfrentaban barreras lingüísticas, como los hispanohablantes y las comunidades de inmigrantes. Además, subrayaron que la diversidad lingüística ha sido un pilar fundamental de la identidad estadounidense desde sus inicios y que la imposición del inglés podría generar más divisiones que cohesión.
Aunque el decreto no logró consolidarse como una ley permanente, el tema del «Inglés solo» sigue siendo un punto de fricción en la política y sociedad estadounidense. A pesar de que el inglés sigue siendo la lengua predominante, la diversidad de idiomas continúa siendo una característica clave del país.
Conclusión
El inglés nunca fue declarado oficialmente como idioma en Estados Unidos debido a la diversidad lingüística e histórica del país, además de la visión inclusiva que los fundadores tenían sobre la cultura y la religión. La propuesta de Trump de designar el inglés como idioma oficial surgió en un contexto político que buscaba fortalecer la unidad nacional a través de la lengua, pero también generó debates sobre los riesgos de marginar a comunidades que no dominan el inglés.
A día de hoy, El presidente Donald Trump firmó el sábado una orden ejecutiva que designa el inglés como el idioma oficial de Estados Unidos.
La orden permite a las agencias y organizaciones gubernamentales que reciben fondos federales elegir si continúan ofreciendo documentos y servicios en un idioma distinto al inglés.
Revoca un mandato del expresidente Bill Clinton que requería que el gobierno y las organizaciones que recibían fondos federales proporcionaran asistencia lingüística a los que no hablaban inglés.
“Establecer el inglés como el idioma oficial no sólo agilizará la comunicación, sino que también reforzará los valores nacionales compartidos y creará una sociedad más cohesiva y eficiente”, según la orden.
“Al dar la bienvenida a nuevos estadounidenses, una política que fomente el aprendizaje y la adopción de nuestro idioma nacional hará de Estados Unidos un hogar compartido y empoderará a los nuevos ciudadanos para alcanzar el sueño americano”, añade la orden. “Hablar inglés no sólo abre puertas económicamente, sino que ayuda a los recién llegados a involucrarse en sus comunidades, participar en tradiciones nacionales y retribuir a nuestra sociedad”.